miércoles, 20 de mayo de 2009

Apariciones pamboleras!

(26 junio 2007)

Una vez más una de esas cosas que no pasan con frecuencia. Pues bien. He conocido a un hombre fantástico... ¿y cómo más describirlo si no así cuando hay tanto que decir de él? Tremendo en su especie y maravilloso puesto que me ha facilitado la misión de comprender. Y como todos esos casos de las personas que te enseñan algo valioso: llega apenas un segundo para mostrar algo bárbaro y luego, desaparece sin más explicaciones.
Hace un par de años conocí a otro hombre del tipo: Lloyd. Me encontraba completamente sola después de haber concluido ciertos estudios de arte en Florencia. Moría por ir a Brugee y nadie podría persuadirme de lo contrario. Siendo así, mis amigos se fueron a Holanda a darse la gran vida en la Zona Roja mientras yo, asustadísimamente valiente, tomé la decisión de irme sola a Bélgica. El primer día, fantástico, mientras moría de terror, conocí a 4 niñas estupendas que resultó hasta vivían en el mismo fraccionamiento que yo en México. Nos hicimos amigas como sólo te haces amiga de esas personas con las que, por casualidades extrañas, te encuentras fuera de tu país para establecer profundos nexos de identificación. Ese mismo día salían a Holanda, curiosamente... yo me acabaa de instalar en el hotel que ellas iban dejando (Dante Hotel, un pequeño hotelito familiar hermosamente decorado y situado frente al canal, justo a la vista de hermosas flores y una especie de muelle donde las aves hacían sus nidos). Al día siguiente caminaba sola por el Markt, el Burg... la coincidencia: ese rubio de 1.90 que parecía aparecerse por todos los sitios a los que me daba la gana caminar. Cuando lo topé en el museo del Chocolate, asumí que, pese a que Brugee es una ciudad tremendamente pequeña, las posibilidades de tal encuentro no parecían menos que destino. Cuando saliendo del lugar me lo volví a topar frente al Pabellón me acerqué a él y sin más lo abordé:
-Are you stalking me?
-How can I if you're the one approaching me?
-Well... I've seen you around all morning...
-Ok, you're funny... what's your name?
Así comenzó todo. Paseamos por las calles tomando fotos y visitando lugares. Fuimos a las casas de las monjitas tejedoras y compramos chocolates por montones en las chocolateries más finas del lugar. Por la tarde, nos depedimos para ir a cambiarnos de ropa, él iba a su hostel, yo a mi hotel. Pasó por mi al lobby justo a las 8, luego de mi rigurosa llamada a casa. Fuimos con varios de los que conoció en el hostel a beber un par de cervezas al pub más antiguo de todo Brugee. Por la noche, me despidió a la puerta de mi hotel y no volví a verle jamás en la vida. Nos hicimos compañía durante nuestro recorrido turístico. Reimos por montones contándonos nuestras love stories... las mías mexicanas le causaban risas locas y las suyas, australianas, me hacían sonrreir de lo lindas. El chico de Melbourne y la chica de México coinciden en el lugar menos pensado... justo a la mitad de sus hogares para hacer la diferencia en un día de la vida del otro.
Pues bien, volví a conocer a un hombre así, aunque, ciertamente, no era australiano, ni remotamente tan lejano. No nos entendíamos sino en español y la posibilidad de reencontrarle bastaría en mis habilidades como stalker del mundo pambolero nacional. Pues bien. Mientras me encontraba este fin de semana en Acapulco con mi madre, mi amiguita Mishell, mi nueva amiga Carmen y mi hermana, en el mismo hotel se encontraba un equipo de soccer de la liguilla nacional. El primer día, por supuesto, los miramos de reojo entrenar. Nunca han sido mi hit los futbolistas (ok, ok, fuera de Kaká, Cristiano Ronaldo, Figo, Beckham, Iker Casillas, Del Piero, Michael Owen, Genaro Gatusso, Totti, Ljungberg, Niklas Alexandersson.... jajaja etc etc etc) pero he de reconocer que, vistos de cerca, son mucho menos roñosos de lo que se ven por tv. Para empezar, tienen unos cuerpos impresionantemente hermosos. Y algunos de ellos, también las facciones. No, no hay que generalizar, seguro muchos de ellos tienen mayores intereses en la vida que pegarle al balón.
Pues bien, luego de la cena del sábado, un uruguayo fantástico se aproxima a mi hermana menor con el "ay... me enamoré" que una espera del típico ligador. Hasta ahí, nada nuevo. Luego de pedir permiso, mi madre aceptó dejarla salir con el famoso muchacho de enormes ojos verdes y abdomen de sueño. Yo me quedé con las chicas en el famoso recorte hasta que me llama mi hermana que por favor vaya a hacerles compañía que porque el amigo de su chico quería conocerme. No me decidía. Pero pasados 15 minutos acepté debido a la insistencia de mi madre de no dejarla sola con 2 famosos ligadores.
Sin saber bien con lo que me iba a topar, accedí y caminé hasta donde debía verles. Como siempre, me puse a preguntar por todo tipo de temas y a examinar el comportamiento y apariencia de ambos sujetos. El chico de mi hermana, más sencillo, se mostraba embelesado con ella, dedicándole miradas extáticas. El otro se mantenía mucho más al márgen, sólo receptivo a todo aquello que saliera de mi boca.
Tenía, como todos sus congéneres, un cuerpo fantástico. Pero, como sólo pocos de ellos, tenía unas facciones verdaderamente lindas y varoniles. Mientras los enamorados (mi hermana y el uruguayo) hablaban de sus propias cosas, este hombre y yo comenzamos una de las pláticas más enrriquecedoras que he tenido en toda mi vida.
A los pocos minutos, advertí un singular anillo rondando uno de sus important fingers. Tomando en cuenta que no me había tirado la onda en lo absoluto y que se había mantenido muy al márgen de cualquier comportamiento que me hiciera sospechar que era una situación en la definitivamente no debería estar, le pregunté por su esposa. Contestó sin ningún agravio todo cuanto se me ocurrió dudar. Le hice preguntas sobre la fidelidad, sobre la vida, sobre sus expectativas. Nunca me había topado con alguien tan sincero a cada pregunta que hice. Será proque no tenía que perder. Será porque sabía que nuestra plática era lo más que iba a obtener de mi. Será porque le contesté todo cuanto él me preguntó. Será por la razón que sea pero confesó sus affairs extramaritales, su afición por la metafísica rompiendo con sus fuertes creencias religiosas. Confesó sus manías como deportista y sus experiencias en los equipos en los que ha estado. Me habló de su vida como jugador en España, de la primera vez que tocó un balón, de cómo el dinero que recibía le daba satisfacción pero no felicidad. Me contó, con lujo de detalle cómo supo que su esposa iba a ser la madre de sus hijos aún antes de que se la presentaran oficialmente, cómo estar con otras mujeres era más una rutina que una búsqueda por amor.
Habló de la forma en la que los hombres ven la infidelidad y cómo la aislan completamente de la lealtad. De las mujeres trofeo de las que se jactan frente a los demás chicos del equipo cada mañana, luego de una noche fuera. Me habló de sus romances adolescentes y de su primer beso. Con lágrimas en los ojos, de las veces que deja a sus hijos pequeñísimos para salir de viaje y cómo, cada que lo hace, se arrepiente de no haber estado despierto cada segundo en casa para poderles admirar... todo eso que no puede hacer mientras viaja jugando, entrenando...
Me preguntaba ansioso sobre la vida, sobre el cine, la música, la literatura. Sobre mis pasiones y deseos. Me miraba como nunca me han visto antes. Me dijo un par de veces que no se atrevería a buscar algo más conmigo por lo peligroso que sería estar físicamente con una mujer que ya te sedujo intelectualmente. Por supuesto le aclaré que aunque lo hubiese buscado, no lo hubiera conseguido, no por falta de atractivo, sino por exceso de determinación a hacer las cosas bien de mi parte. Confesó que eso era lo que no buscaban. Ellos seguían la rutina: salir, ligar guapa, regresar a la familia. Que encontrar la atracción intelectual era algo que no se podían permitir si planeaban regresar a casa tan tranquilos como si apenas regresaran de la tiendita un domingo cualquiera. A veces muchas semanas fuera de casa. Me sorprendió su franqueza. Esa especia de cinismo que, narrado de dicha forma, no sonaba tan trágico. Quizás porque yo lo miraba desde las cuerdas, como entrevistadora y seductora y no como víctima seducida.
Está de más decir que no pasó absolutamente nada entre nosotros. Que ni siquiera nos rozamos. Que sus manos jamás tocaron mi piel fuera del abrazo que me dio al despdirnos y que sus labios no se posaron más que sobre mi mejilla cuando me dio un beso de buenas noches al partir. Sin embargo, sus ideas y pensamientos han dejado en mi más de lo que pueda explicar. Si algún día él leyera esto que sepa que no es como él cree ("Yo no tengo nada que aportarte a ti... después de lo que te escuchado toda la noche, Allie"), que, por el contrario, me ha dado una experiencia extraordinaria. Un hombre que, pese a todo no he juzgado dentro de los cánones que ya todos conocemos. No estoy hablando de su calidad como hombre, como padre, como esposo, como jugador de soccer. Hablo del mero fenómeno de haber conocido a alguien que me deslumbró por su honestidad como nunca nadie. Que me dejó en claro dudas que había tenido por mucho tiempo. Que me hace ver las cosas desde un enfoque nuevo y, sobre todo, que me permitió darme una ojeada por el tan incomprendido para nosotras, mundo masculino.
Allá en donde estés, te dejo un beso enorme enormeeeee enormeeeeeee, todos los abrazos y los mayores deseos de éxito. Ése que ya tienes, que siga. Y que esa satisfacción que te rodea, se vuelva felicidad absoluta cuando te atrevas a eso que me confesaste realmente querer. No me preguntes por qué o cómo, pero hasta siento que te quiero. Gracias por abrirte conmigo de esa forma. You made a difference.

P.d. La canción que me pusiste no es tan mala... pero déjame te rehago la lista del ipod jajaja... Por cierto... a ver si cambias de preferencias... mi equipo is better than yours!

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