miércoles, 20 de mayo de 2009

FCC superfan!

(1 mayo 2007)

Siempre me ha gustado conocer personas nuevas, ya sabes, encontrar a esas, dentro de la masa poblacional de nuestra enorme ciudad, con las que generes cierta empatía. Tengo la fortuna de haber conocido grandes personas, empezando por mis padres y hermanos, todos seres fascinantes que me han dejado mucho de sí.
Sin embargo, de vez en vez nos da por salir de casa y, en el camino a la independendia, encontrar esos espacios de los cuales te apropias. Esos que haces tuyos por el puro gusto. Fue así que llegamos al Film Club Café. Cuando mi mejor amiga me llevó, ella ya lo conocía hacía poco tiempo, gracias a otro amigo mutuo. Rápidamente, nos hicimos fans de los frappés de mango y de las proyecciones diarias presentadas en su sala de cine. No cuesta mucho trabajo cmprender que, si disfrutas una buena peli y comida deliciosa, te la pases estupendo ahí. Pero la experiencia trasciende.
Una vez que pasas un par de horas sentado cómodamente, te das cuenta de la maravilla de la dinámica de este tan particular espacio cultural. Una vez que conoces esta dinámica, te das cuenta que no sólo estás conociendo nuevas personas que trascienden por MUCHO el papel de "cuates" para volverse, verdaderamente, amigos entrañables. Esa familia away from home, ya sabes... esos que aprecias como si fueran tu tío, tu primo, tu hermana pero que has elegido tú en ese camino de conocer y reconocer. Y entonces surgen una serie de personajes a los que ya ves como parte de tu vida.
Conoces a la amiga hermosísima que resulta fascinantemente auténtica con su inteligencia tremenda, con su sarcasmo e ironía a tope. Esa que te da unos consejos fabulosos y que te pemite conocer su vida a punta de confianza. Esa que tiene un hijo pequeño que de conocerlo te sigues sorprendiendo de la maravilla humana, de lo inteligente que es, de lo vivo. Conoces, también, al amigo enamorado de su perro que es, en esencia, una estupenda persona. Siempre dispuesto a un comentario encantador, siempre listo para hacer uso de su humor negro y pasarla muertos de risa. Conoces a la chica guapa con la sensibilidad a tope. Esa que dibuja en las mesas del lugar y que siempre esta dispuesta a dar consejo cuando te ve bajoneado. Que vive la vida a su ritmo y canta y baila y hace del mundo su espacio. Al chico dibujante, tan bueno como un borrego, se podría decir por ahí. Ese que enseña que hay personas en serio talentosas que siguen sus sueños y a las que ves teniendo éxito en un futuro cercano. El jóven estudiante de cine que llega con su look de galán a enseñar que se puede ser tremendamente dulce y amable... que se puede tener mucha tenacidad para seguir apostando aunque ya hayan perdido hasta los calcetines. Tienes, también, a la mujer de letras, esa que nos gana a todos en el Scrabble (ok, ok... y en el Mancala y en el Sequence) y que siempre parece ser una imagen de amor incondicional y entrega desmedida a su hermosa familia. Y entonces aparece otro de los personajes más encantadores y a uno de los que más quiero: una mujercita de 14 años que de niña ya no tiene nada. Inteligente y guapa, siempre tiene el comentario acertado coronado por la mesura precisa. Es ese ser que ves tan diferente al resto, tan fuera de lo común y te sorprendes... hasta que te cae el veinte: es así de especial porque ha tenido una instrucción muy particular de parte de unos padres muy singulares. Encuentras, también, al eje rector, al patriarca de esta familia: ese hombre que se rie de todo (especialmente lo lleno de humo y maldad), que tiene espíritu de gambler (con la buena suerte de ser bueno en ello), con una inteligencia y sentido del humor que tienen a todos muertos de risa... con una tenacidad para llevar a cabo sus sueños y mantener en pie el FCC. Y, finalmente, conoces a esa mujer a la que al principio no creías llegar a conocer tan bien... hasta que casualidades de la vida la llevan a ti y descubres en ella a una de las mejores amigas. Esa que siempre se rie de todo, que disfruta con todos, que hace unos emparedados de jamón serrano... jajaja... esa que cuando no esta, extrañas porque su ausencia se siente...
Fue tan sencillo volverse adicto, que mi mejor amiga y yo (y hablo de ambas porque jaja funcionamos con entidad "Las Poquianchis" jajaja) hemos encontrado un espacio donde llegar a reunirnos, donde aterrizar en cualquier estado de ánimo que nos encontremos. Siempre encuentras a alguien dispuesto a reconfortarte, a chismear contigo, a disfrutar el sitio. Que está de más decir todas las ventajas que tiene el Film Club Café (jaja 1800 títulos de pelis que no puedes perderte, una deliciosa selección de alimentos para todos los gustos, proyecciones en la sala de cine o hasta cursos de distinto tipo -desde "erotismo y horror en la literatura y en el cine" hasta "apreciación cinematográfica"-). Lo que en verdad nos hace regresar día a día, es la maravilla del ambiente, la confianza de los amigos, el cariño de una familia.
Chéquenlo, verdaderamente vale la pena:
www.filmclubcafe.com.mx

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