miércoles, 20 de mayo de 2009

Pretensiones despasionadas

(28 septiembre 2007)

Llegas a ese momento, el instante exacto en el que las cosas no parecen tener más que un sentido lógico. Te entregas a dicho camino pensando que es lo mejor que te puede pasar. Pero entonces llega ese otro momento, el instante perfecto entre el entrepiso y el sótano de un afamado y próximamente construible conjunto residencial de lujo, cuando te preguntas qué es lo que en serio quieres de tu vida.
No estás contra los horarios per se. No estás contra la idea de empezar desde abajo. Pero si estás en contra de esto que no te apasiona. ¿Qué sería de la vida sin pasión? te preguntas mientras cuentas los minutos entre el microondas del tapanco y la puerta de cristal colindante con la pretenciosa avenida. Cuando esas mismas pretensiones exceden la puerta de cristal para instalarse en la mera esencia de todos aquellos que te rodean, te la piensas dos veces. ¿En verdad a eso aspiras? "Famosa arqui de la zona poniente de la ciudad, a la venta por 10 pesos".
Mientras te cruza la mente el pensamiento dudoso y la vida sigue bullendo donde no la ves, tu paredro (¡Gracias, Cortázar!) pasea por esa ciudad que conoce al dedillo recorriéndola con la pasión que te cuenta más tarde mientras, completamente verde, caes en el pozo de la frustración.
¿Estás dispuesta a sacrificar el vivir por la idea de vivir? Get real, niña, siempre has sabido la respuesta. Y ésta vez no vas a esperar a que te la cuente tu paredro. En sus marcas. ¿Listos? ¡Fuera!

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