miércoles, 20 de mayo de 2009

Guía para mejorar una relación

(3 noviembre 2007)

Y es que hasta parece que éramos expertos. Cada vez que buscábamos la forma de complicarnos la vida, éramos exitosos. ¿Te habías dado cuenta? ¿Como cada vez que estábamos bien, casi instintivamente algo sucedía, en ti, o en mi, que hacía que todo se tambaleara? Una expecie de negación a vivir en paz y tranquilidad.
Se me ocurre, con ese speech que manejamos desde que nos conocemos, en el que tú aclarabas que no serías el príncipe rescatador de ninguna princesa y yo, que tampoco quería jugar a la amazona al rescate del pobre niño perdido, que la cosa va por ahí. Quizás (y sólo quizás), no sabíamos cómo estar sin tratar de arreglar algo. Si yo no te necesito para estar bien conmigo ni tú me necesitas para estar bien contigo, entonces, seguramente (pensábamos muy en lo profundo), algo debía estar mal. Y entonces generábamos el conflicto que nos confirmaba dicha idea. Pero no. Mon amour, las cosas no tienen que ser así. Podemos estar bien. Y YA. No necesitamos arreglar lo que no necesita ser arreglado. Lo que esta bien desde el inicio. Dejemos de crearnos conflictos para mantenernos ocupados, que ya bastante tenemos con lo que venga desde fuera. Y ahí si (ahí, si) necesitaremos resolver conflictos, PERO JUNTOS.
Pero eso era antes. A partir de ahora, declaro: no habrá más problema que no tenga solución entre nosotros. Y cada uno de los problemas que vengan, sabremos resolverlos exitosamente, aprendiendo de ellos y volviéndonos, a partir de ellos, mejores seres humanos. Tú contigo, yo conmigo. Nosotros con y por nosotros. ¿Por qué no podría ser?
Por ello pretendo modificar y evolucionar un poco la manera en la que mi actitud pueda fomentar el desarrollo del conflicto. A partir de ahora, una serie de posts en los que te explico, con detenimiento, mis acciones para dicho fin.

No hay comentarios:

Publicar un comentario